La Tortue Rouge, es una película animada coproducida en Bélgica, Francia y Japón; dirigida por Michaël Dudok de Wit; escrita por el propio Dudok de Wit y Pascale Ferran; producida por Toshio Suzuki, Vincent Maraval, Pascal Caucheteux, Grégoire Sorlat y Léon Perahia; siendo una coproducción entre Wild Bunch y Studio Ghibli, cuenta la historia de un hombre que trata de escapar de una isla desierta y se enfrenta a una tortuga gigante. La cinta no posee diálogo
Al inicio el cine era mudo, no había diálogos, ya que no se tenía la tecnología para insertar el audio, en esa época los actores debían ser más expresivos, ya que una mirada o un gesto remplazaba a las palabras, con el tiempo el hombre aprendió a insertar el sonido en las producciones, cambiando el cine para siempre; sin embargo la transición entre el cine mudo y el cine sonoro no fue de la noche a la mañana, hubo una transición, además hubieron directores y actores que creían que los diálogos destruyen la esencia de este arte. Actualmente si una película es muda, es netamente una decisión artística, y generalmente están apuntan a un público más exclusivos, ya que la mayoría de espectadores les resulta algo tedioso seguir una historia sin diálogos.
El estudio Ghibli es uno de los más importantes estudios, en cuanto al segmento animado se refiere, todos pensaron que luego Omoide no Marnie no se volvería a saber de este estudio, sin embargo el año pasado produjeron La Tortue Rouge, siendo la primera película no japonesa producida por ellos; la dirección recayó en Michaël Dudok de Wit, siendo este su primer cortometraje (esto no significa que sea un neófito, puesto que el neerlandés ha dirigido varios cortos), este logró crear en una la historia híbrida que recoge tanto elemento del anime como de los bandes dessinées. El trama es sencillo, pero está contada de una forma sublime, con sólo tres personajes, un solo escenario: una isla desierta y sin diálogos; nos comienza a narrar una historia que es una metáfora al ciclo vida, nos muestra la interacción del humano con la naturaleza, las relaciones familiares, el crecer, el buscar el propio camino, y hasta cierto punto el amor de pareja sin caer en cursilerías o chabacanería.
La Tortue Rouge es simplemente bella que a pesar de no estar dirigida por uno de los directores clásicos de Ghibli tiene todos sus elementos: amor y respeto hacia la naturaleza, sencillez y una historia real maravillosa; así como elementos propios del director Dudok de Wit: el diseño de los personajes, ausencia de diálogos, expresividad en su máximo nivel y la música como motor de acción; es decir la película recoge la esencia de ambos mundos y nos regala una metáfora poética única.
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