La película es una especie de amor platónico (o respeto mutuo) entre Valentine Dusot (Irène Jacob) y Joseph Kern (Jean-Louis Trintignant), la primera es una estudiante universitaria que además trabaja como modelo, el segundo es un juez retirado que se dedica a espiar las conversaciones telefónicas de sus vecinos, Valentine tiene un novio excesivamente celosos (el film empieza con una llamada telefónica en donde este le dice que en Polonia han sufrido un robo, esta escena esta relacionado con Trois Coleurs: Blanc), y su vida cambia cuando de casualidad atropella a la perra del Joseph, de esa forma se conocen y poco a poco y de una manera heterodoxa se va formando una amistad entre ambos personajes; tanto así que a pesar de que ella descubre su repulsivo pasatiempo y lo exhorta a dejarlo, no lo denuncia a las autoridades, es más se sorprende cuando el decide entregarse.
Paralelamente tenemos la historia de Aguste Bruner (Jean-Pierre Lorit), estudiante de derecho que además es vecino de Valentine (sin embargo nunca han cruzado palabra) el tiene una novia llamada Karin que le es infiel, secreto que solo lo sabe el juez Kern, y este se siente identificado con la historia de Aguste pues el sufrió una infidelidad; al final (en donde hace un Cameo los personajes principales de las dos películas anteriores) se da a entender que las vidas de Aguste y Valentine por fin encuentran el mismo rumbo.
La noción de fraternidad esta bien marcada en esta película en diferentes imágenes como la presencia de perros (animales cuya característica principal es la de ser fieles), y el respeto que nace entre Valentine y Joseph, tanto así que poco este va saliendo del mundo en el que se había recluido al descubrir que existen seres humanos que aún son leales, y el color rojo esta presente en varios pasajes del film (como en los otros) y si agregamos que esta filmada en Suiza, un país neutral, en donde conviven una variedad de grupos étnicos (acuérdense que los idiomas oficiales de ese país son el alemán, francés, italiano y romance), se puede interpretar como un espíritu de unión pan europeo, ya que la guerra fría había acabado por lo tanto las naciones de Europa querían cerrar las heridas, para así empezar un nuevo camino juntos, hermanadas.